El suicidio demográfico de Occidente es un hecho incuestionable. Las tasas de natalidad en estos países siguen marcando mínimos históricos año tras año, y en muchos de ellos el número de nacimientos ni siquiera alcanza para el reemplazo generacional. Para revertir esta posición surgió el pronatalismo, que aboga por incentivar la natalidad con medidas económicas y sociales. Sin embargo, lo que parece una buena iniciativa ha desatado una violenta reacción desde la izquierda, que apuesta por la inmigración y acusa a los promotores de esta iniciativa de “racistas y machistas”.
El número de nacimientos mundial sigue decreciendo año a año, aunque lo hace más despacio en países en vías de desarrollo. En 1960, la tasa de fertilidad era de 4,7 hijos por mujer, alcanzando el récord histórico en 1963, cuando se alcanzaron los 5,3 hijos por mujer. En 2023, la tasa global apenas si alcanzaba la tasa de reemplazo, cerrando en 2,2 hijos por mujer.
Occidente, muy lejos de la tasa de relevo generacional en nacimientos
Es decir, que la caída de los nacimientos es un fenómeno global, pese a que la izquierda proclama que se limita a Occidente. Lo que sí es real es que países como EEUU, con 1,62 hijos por mujer en 2023, Francia, (1,66), Reino Unido (1,56), Alemania (1,39), Italia (1,2) o España (1,1) están cada vez más lejos de la tasa de reemplazo. Sin embargo, el mayor drama demográfico lo protagonizan Macao con apenas 0,6 hijos por mujer y Corea del Sur (0,8).
Por si fuera poco, la curva demográfica de los países con mayor número de nacimientos también presenta una progresión negativa. Con los datos de 2023, los países con mayor tasa de fecundidad, todos con 6,1 niños por mujer, son Somalia, Chad, Níger, República Centroafricana y la República Democrática del Congo, y todos ellos presentan notables caídas en el número de hijos por mujer en los últimos años.
De las políticas profamilia de Hungría a los $5.000 por nacimiento de Trump
Todo ello a llevado a muchos demógrafos, expertos, e incluso a Elon Musk -que predica con el ejemplo con sus 13 hijos conocidos- a hacer un llamamiento a las parejas a tener hijos y a que se implementen políticas sociales y económicas para incentivar la natalidad y la crianza desde los gobiernos.
Por el momento, el guante está siendo recogido por políticos conservadores, con el húngaro Viktor Orban a la cabeza de Ejecutivos volcados en la defensa de la familia y el aumento de la natalidad, con grandes ayudas económicas y beneficios para los hogares con varios niños. El propio Donald Trump anunció que estudia incentivar los nacimientos dando 5.000 dólares a las madres por cada nuevo niño nacido.
El drama detrás del suicidio demográfico: envejecimiento, soledad…
El problema detrás de la caída de nacimientos no es sólo el riesgo de la despoblación, sino de la realidad del envejecimiento de la población. Con una esperanza de vida cada vez mayor, aparecen nuevos retos como mantener la jubilación y la sanidad de los ancianos, con cada vez menos jóvenes para sostenerlos. Pero no se trata sólo de una cuestión económica, que podría solventarse con la inmigración, como aboga la izquierda.
La soledad se ha convertido en una auténtica plaga para la sociedad, con importantes secuelas en la salud mental. Además, los valores y la cultura occidental estarían en riesgo ante la invasión de inmigrantes necesarios para sustituir a la población de Occidente.
“Racistas y machistas”
Sin embargo, desde la izquierda se acusa a los pronatalistas de ser “racistas” y “machistas”. De acuerdo con los activistas radicales, en muchos casos siguiendo postulados ecologistas, en realidad existe una sobrepoblación que debe ser corregida con menos nacimientos y estimulando la eutanasia.
Según ellos, “el pronatalismo está inextricablemente ligado al nacionalismo junto con la raza, la clase y la etnia”. Es decir, que quieren “más hijos rubios” para mantener a los blancos como élite. Además, estos radicales denuncian que se quiere tratar a la mujer “como un horno o una vasija” simplemente como una máquina de hacer hijos.
Y precisamente los menores son la última pata de su odio contra alentar los nacimientos es que, según ellos, los pronatalistas ven en el niño “menos un individuo, con deseos y dignidad, que un vehículo para un proyecto político, un denso fardo de futuridad”.
Según Gallup, las familias quieren 3 o más hijos
Sin embargo, estos postulados radicales olvidan la realidad. Y ésta es que las familias, las mujeres, quieren hijos, y acusan a la forma de vida, a la falta de ingresos o al coste de las cosas de no poder cumplir su sueño.
Una reciente encuesta de Gallup confirma que muchos estadounidenses sueñan con familias más numerosas: El 45% de los encuestados afirma que el tamaño ideal de una familia es de tres o más hijos, el porcentaje más alto desde 1971.
FUENTE: TIERRA PURA