Puntos de no retorno
El vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso habló también de dos fechas que pueden considerarse puntos de no retorno.
"La primera fue en el otoño de 2008, cuando el mundo occidental apoyó la agresión de Georgia contra el pueblo osetio y elogió a un imbécil, drogadicto y aventurero, que más tarde fue rechazado no solo por su propio país, sino también por otros, a los que cobardemente huyó. El agresor fue entonces rechazado con rapidez y firmeza".
"El segundo punto de inflexión", avanza, "fue la primavera de 2014, cuando el pueblo de Crimea expresó su voluntad en un referéndum legal, regresando definitivamente a su patria histórica. En el mundo occidental esto provocó una histeria frenética e impotente que dura hasta hoy".
"Sus convulsiones [del mundo occidental] están alimentadas por una rusofobia cavernícola y el deseo de crear un nuevo Frankenstein en forma de Ucrania, una 'anti-Rusia' especial sobre la que ha escrito nuestro presidente. ¿Qué más hay que decir? Solo hay una cosa que decir: ya lo decían los sabios predecesores de los actuales descerebrados políticos occidentales: Deus quos vult perdere dementat prius — Cuando Dios quiere perder a alguien, primero lo enloquece".
Según las palabras del funcionario, el deseo obsesivo de hacer pedazos a Rusia ha conducido a la operación especial en Ucrania.
"Parece que los que primero destruyeron la URSS y ahora intentan destruir la Federación Rusa no quieren comprenderlo. Tienen ilusiones delirantes de que, habiendo enviado a la Unión Soviética al otro mundo sin un solo disparo, podrán enterrar a la Rusia actual sin problemas significativos para ellos, echando al horno las vidas de miles de personas implicadas en el conflicto. Estos son conceptos erróneos, extremadamente peligrosos. No funcionará como con la URSS", advirtió Medvédev.
Sobre el tema de si Rusia se enfrentara directamente a Occidente, Medvédev hizo una grave advertencia.
"Si se plantea seriamente la cuestión de la existencia de la propia Rusia, no se decidirá en el frente ucraniano, sino junto con la cuestión de la existencia ulterior de toda la civilización humana. Y aquí no debe haber ambigüedades. No necesitamos un mundo sin Rusia", escribió Medvédev.
"Los países occidentales con sus satélites son sólo el 15% de la población del planeta. Somos muchos más y mucho más fuertes. El poder sereno de nuestro gran país y la autoridad de sus socios son la clave para preservar el futuro de todo nuestro mundo", añadió.
""Nuestros enemigos están haciendo precisamente eso, sin querer entender que sus objetivos están conduciendo, a sabiendas, a un fiasco total. Una pérdida para todos. Colapso. Apocalipsis. [...] Rusia no permitirá que eso ocurra. Y no estamos solos en esta aspiración".
FUENTE: SPUTNIKNEWS