La ciudad de Laredo es un punto caliente debido a la confluencia de la frontera y los problemas de COVID en Texas. Las autoridades afirman que la jurisdicción ha rechazado autobuses que transportaban migrantes tras conocer que casi cuatro de cada diez han dado positivo en la prueba de COVID. El caos absoluto de la frontera es una parodia del fracaso de la gobernanza “progresista”.
Según el Washington Examiner:
La ciudad de Laredo, Texas, se ha negado a acoger a los migrantes que han sido trasladados en autobús desde otros lugares de la frontera después de descubrir que el 40% de ellos dio positivo en el coronavirus, según dos funcionarios del gobierno local.
“Eso fue muy alto”, dijo el alcalde de Laredo, Pete Sáenz, en una entrevista, refiriéndose a la tasa de infección entre los migrantes que dejó la Patrulla Fronteriza la semana pasada. La autoridad sanitaria de Laredo, el doctor Víctor Treviño, confirmó las cifras.
Preocupados por que los migrantes que llegan a Laredo sobrecarguen aún más los recursos hospitalarios, las autoridades de Laredo contrataron a empresas privadas de autobuses para transportar a los migrantes que llegan desde el Valle del Río Grande a ciudades más grandes del estado. Al no admitir a los migrantes en los autobuses de McAllen, la ciudad no está obligada a realizarles pruebas de detección del coronavirus y podría enviar a las familias a otro lugar. Los que den positivo no pueden viajar y deben estar en cuarentena durante 10 días, una situación que Sáenz quería eludir para evitar el desbordamiento de migrantes.
La política de la administración Biden de liberar a los extranjeros ilegales detenidos que entraron ilegalmente en el país en medio de la pandemia de COVID (y la aparición de la variante Delta) ha sido objeto de críticas recientemente, y las revelaciones de que se ha liberado a extranjeros ilegales positivos al COVID añaden leña al fuego.
Está claro que el gobierno de Biden querría poner fin a estas preocupaciones, pero para ello tendría que bloquear la frontera y deportar a todos los extranjeros ilegales, u ocultar el alcance real del problema.
Según el alcalde de McAllen, el gobierno federal está liberando “un número alarmante de inmigrantes en McAllen, y los federales no les están haciendo pruebas de COVID”. Mientras tanto, Joe Biden culpa a los estadounidenses no vacunados del aumento de los casos de COVID-19.
(Bles mundo)