Parece que por muchas pruebas que vayamos encontrando y por mucha gente que vaya acudiendo a las consultas a denunciar los efectos secundarios de las vacunas, los médicos, en general, siguen estando más dispuestos, en su gran mayoría, a guardar silencio y no cumplir el Juramento Hipocrático que todos han jurado al finalizar su carrera.
Parecen no darse cuenta de que, a medida que pasa el tiempo, cada vez somos más los que no nos creemos lo que está pasando y los que estamos convencidos que medidas como la vacunación son tremendamente peligrosas y además completamente innecesarias. Están tan callados que ni siquiera se atreven a abrir la boca cuando ya se llega al extremo de experimentar con niños. Se han convertido en cómplices de lo que está sucediendo y el tiempo para rectificar se les está acabando.
Parece mentira que no sepan que los políticos y responsables sanitarios les van a utilizar tanto a ellos, como a las enfermeras y demás personal sanitario como escudo para evitar pagar por sus responsabilidades. Pues ellos sabrán lo que hacen pero la sociedad se está empezando a movilizar y la abogada Cristina Armas, que ya ha demandado al estado español ante la Corte Penal Internacional, ya ha anunciado que está preparando una gran demanda contra los colegios de médicos.