No es la primera vez que nos encontramos con que miembros de ONG y organismos internacionales como la ONU protagonizan noticias tan miserables como la que ha destapado AP News el pasado 12 de mayo. Y es que, por lo que parece, una de las aficiones favoritas de parte del personal de estas organizaciones es cometer abusos sexuales contra las mujeres de la población de los países a los que, teóricamente, acuden en ayuda humanitaria a cambio, precisamente, de ofrecerles esa ayuda.
En este caso es la OMS el organismo afectado ya que, según se denuncia en el artículo al que hemos hecho mención, durante la crisis del Ébola de 2018 y 2019 en el Congo varios miembros de la OMS abusaron sexualmente de varias mujeres a cambio de ofrecerles ayuda. Según relata una de ellas “cuando me pidió que me acostara con él, dadas las dificultades económicas de mi familia… acepté”.
Pero lo peor del caso es que un miembro del personal de la OMS y tres expertos en Ébola habían informado a la dirección de la organización sobre estos casos y se les pidió que se olvidaran del asunto. Además, cuando a Tedros Adhanom se le ha preguntado sobre todo ello ha mostrado una indignación fingida y el director de emergencias, Dr. Michael Ryan ha llegado a declarar que no tenían “más información que la que tenían los periodistas”, a pesar de que AP ha descubierto que no solo eran conocedores de todo lo sucedido, sino que se les preguntó sobre cómo manejar todo ese asunto.
En la información revelada por AP destacan que dos doctores de la OMS, Diallo y el Dr. Jean-Paul Ngandu, fueron denunciados la dirección de la organización por este tipo de asuntos. En el caso de Ngandu se sabe que dejó embarazada a una chica y se le obligó a firmar un documento notarial, con dos miembros del personal de la OMS como testigos, para que pagara un dinero a la joven, cubriera sus gastos sanitarios y le comprara una tierra.
Estamos completamente alucinados hasta qué punto de bajeza y de miseria puede llegar el comportamiento de muchos que dicen llamarse personas. Utilizar la ayuda humanitaria para ofrecerla a cambio de favores sexuales a personas que lo están pasando mal es de lo más miserables que puede caber en la cabeza de cualquiera que se haga llamar persona. Pero lo peor es que no es la primera vez que pasa y, por desgracia, no será la última.
(El diestro)