Los medios están ridiculizando y tildando de descabellada la idea de una escuela privada de Miami que ha decidido no aceptar profesores vacunados ante el temor de que estos puedan "transmitir algo" a los niños. Lo cierto es que lejos de ser una 'teoría conspirativa' -como dicen para opacar esta historia-, es algo que han advertido numerosos científicos de renombre. Una escuela privada de Miami ha informado a los padres en una carta el lunes que no empleará a ningún personal que haya recibido una vacuna contra el coronavirus y a los que la hayan recibido se les pedirá que se aíslen de los estudiantes, que van desde pre-escolar hasta octavo grado. Leila Centner, la fundadora de la escuela, explicó en el boletín que el pensamiento es que "recientemente han surgido informes de personas no vacunadas que se han visto afectadas negativamente al interactuar con personas que han sido vacunadas". Centner y su esposo, David, abrieron la escuela en 2019, que ahora tiene casi 300 estudiantes los cuales pagan hasta $ 30,000 al año en matrícula, y se promueve como una "escuela de la felicidad" que valora la "inteligencia emocional" y la atención plena. Los adultos vacunados “pueden estar transmitiendo algo de sus cuerpos” que podría estar impactando los “sistemas reproductivos, la fertilidad y el crecimiento y desarrollo normal de mujeres y niños”, informó Leila Centner a la comunidad escolar. "Incluso entre nuestra propia población, tenemos al menos tres mujeres con ciclos menstruales afectados después de haber pasado tiempo con una persona vacunada". Como resultado, la escuela concluyó que "lo mejor para los niños es protegerlos de las implicaciones desconocidas de estar cerca durante todo el día con un maestro que recientemente se ha puesto la inyección de COVID-19". Centner continuó explicando que ahora se requerirá que el personal escolar complete un formulario de salud "confidencial" que indique su estado de vacunación actual junto con si tienen la intención de vacunarse y cuándo. A los que ya hayan sido vacunados no se les permitirá regresar al salón de clases o estar cerca de los estudiantes. "Es nuestra política, en la medida de lo posible, no emplear a nadie que haya recibido la inyección experimental de COVID-19 hasta que se conozca más información", escribió Centner. Los empleados, de los cuales hay unos 50 maestros y 25 personal de apoyo, deberán "reconocer que la escuela tomará las medidas legales necesarias para proteger a los estudiantes si se determina que no he respondido estas preguntas con precisión". 

(Trikooba)