Has no content to show!
31 March 2021

Cada día estamos más sorprendidos de que haya gente que no se compraría ni un microondas cuyo fabricante no le diera la garantía legal de dos años, tras comprarlo, y después llegan y se vacunan alegremente con una pócima de la que ni fabricantes, ni gobiernos se quieren responsabilizar de los efectos secundarios y consecuencias que pueda provocar su inoculación.

Y mucho más si tenemos en cuenta que son varios los medios de comunicación, entre los que nos incluimos, que estamos publicando los devastadores efectos que estas vacunas están provocando en muchas personas de todo el mundo. Da la sensación que el terror de mucha gente es tan grande y tan irracional, que tienen más miedo a tener problemas en el trabajo, a los inconvenientes que les pueda generar el pasaporte COVID o a otro tipo de cosas, que a proteger su salud y su vida.

Pero después pasa lo que pasa y las personas que se vacunan no pueden ni dormir cuando esas consecuencias de las que muchos avisamos las ven en su círculo más cercano de amistades o compañeros de trabajo. Es como si la cruda realidad les soltara un bofetón de los grandes y se dieran cuenta de que los “chalados” que avisamos sobre todo esto, quizás no estemos tan chalados.

Esto es lo que sucede cuando se recibe ese bofetón de realidad.

¿Y ahora qué podemos decir? ¿Que lo habíamos avisado? Qué triste es todo esto.

(El Diestro)

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