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13 March 2020

La Asociación Nacional de Baloncesto (NBA) suspendió por tiempo indefinido su temporada regular, mientras el emblemático "Opening Day" de las Grandes Ligas de béisbol está en veremos: el deporte profesional en Estados Unidos también es víctima del nuevo coronavirus COVID-19, que no entiende de calendarios o pasiones.

"Es una situación muy rara para todos los que cubrimos estas ligas, nadie aquí se esperaba este desenlace", confesó a Sputnik el analista cubano Francys Romero, miembro de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA, siglas en inglés).

Para Romero y los reporteros que cada primavera convergen en los campamentos donde se alista la temporada beisbolera en EEUU, el ambiente está enrarecido por las restricciones de acceso a los "clubhouses" (vestidores) y las limitaciones para acercarse a jugadores y managers.

Tampoco ayuda mucho la incertidumbre imperante y la preocupación de los propios jugadores, que no tienen los cinco sentidos puestos en función del deporte, sobre todo por la propagación galopante de una enfermedad que hasta hace unas semanas se antojaba distante, exótica, ajena.

Romero, autor del libro "Sueño y la Realidad: historias de la emigración del beisbol cubana", le adelantó a Sputnik sobre reuniones entre la Major League Baseball (MLB), las franquicias y los representantes de jugadores para suspender hasta nuevo aviso la pre-temporada e incluso la campaña regular, cuyo inicio estaba previsto para el próximo 26 de marzo.

"Al final, los entrenamientos de primavera no definen nada, y también me parece inevitable que la MLB aplace la temporada, porque tiene que velar por la salud no solo de sus jugadores, si no de los miles de personas involucradas en este negocio", señaló el especialista.

La solución tampoco parece ser jugar a puertas cerradas, como barajó de entrada la NBA, pues persiste el riesgo de contagio entre los propios jugadores, árbitros, técnicos y el personal que garantiza la funcionabilidad de las instalaciones deportivas.

De hecho, horas después de que el pívot francés Rudy Gobert diera positivo por COVID-19, lo cual llevó a la suspensión de la NBA, se conoció que su compañero Donovan Mitchell también había enfermado, y nadie descarta nuevos casos, sobre todo en una disciplina de tanto contacto físico como el baloncesto.

"La matemática no da: hay que suspender las actividades", concluyó Romero, con resignación, pero sin ocultar una tristeza que comparten millones de amantes del deporte.

Algo así ya dejó entrever el presidente de EEUU, Donald Trump, al anunciar en mensaje a la nación que la ciudadanía debía prepararse para medidas contundentes y sin precedentes, como cortar todos los viajes desde Europa durante 30 días.

Por lo pronto, la NBA afirmó en un comunicado que aprovecharía este paréntesis para determinar sus próximos pasos para avanzar respecto a la pandemia de coronavirus, que de entrada ya tiene a los integrantes de 7 equipos en cuarentena.

A su vez, también peligra la llamada "Locura de Marzo", un frenesí de partidos de baloncesto de nivel colegial cuyo epítome es el "Final Four" (cruce por el título), programado del 3 al 6 de abril en Atlanta (sur).

Fuera de EEUU, otros grandes espectáculos deportivos también se resienten por el impacto del COVID-19: la escudería McLaren recién anunció su retiro del Gran Premio de Australia, primera prueba del Mundial de Fórmula 1, después de que uno de sus integrantes diera positivo al coronavirus. "

En España, uno de los países más azotados por la pandemia, la Liga suspendió todos los partidos de la primera división del fútbol al menos dos semanas, después que el emblemático club Real Madrid pusiera a su equipo en cuarentena.

En Canadá las autoridades de Quebec cancelaron el Campeonato Mundial de patinaje artístico; la Federación Internacional de Tenis suspendió las finales de la Copa Federación, en Hungría; el calendario del Gran Premio de MotoGP fue reprogramado, y varios torneos clasificatorios para los Juegos Olímpicos de Tokio, este año, también fueron pospuestos.

Más allá de la decepción, al menos existe consenso en la necesidad de adoptar medidas drásticas para aplacar la pandemia decretada este 11 de marzo por la Organización Mundial de la Salud, y que afecta a países que ni siquiera saben qué es el béisbol.

Detectado a finales de 2019 en la ciudad china de Wuhan, este patógeno ya infectó a más de 130.000 personas en unas 120 naciones, y provocando más de 4.900 muertes, la mayoría en el Gigante Asiático.

(Sputnik)

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